Los desafíos del proyecto se articulan en torno a la estrecha relación entre la remodelación del Théâtre 95, esbozando una morfología urbana, y la búsqueda de espacios libres en medio de la "isla urbana" que éste genera. La extensión del teatro se enmarca en una visión dialéctica de la interacción entre la ciudad y el nuevo edificio: el teatro se extiende más allá de sus límites, mientras que la ciudad debe encontrar en ella un espacio poroso, un espacio para viajar, soñar, encontrarse en medio de la vida cotidiana, con una expresión contemporánea y deliberadamente dispuesto en el corazón de la ciudad.
El objetivo es invitar al público en general a descubrir nuevas estrategias para reinventar la ciudad. El techo plisado del edificio es el primer elemento que golpea los ojos del visitante: este es el esquema que la extensión ha prestado para ligar lo viejo y lo nuevo.
La conexión consiste en un salón-atrio "semi público", que sigue al sendero público "Fil D'Ariane", que serpentea sin interrupción desde el sureste al noroeste de la ciudad, y es por lo tanto "integrado "en el edificio. El esquema de pliegues de la cubierta continúa en el volumen del atrio, donde se transforma en tiras yuxtapuestas que generan haces de luz entrando en la sala. Los pliegues se reflejan también en el nuevo auditorio, mirando al sur, creando un nuevo ritmo que hace hincapié en la forma de la nueva estructura a través de la tradicional cuadrícula ortogonal de Cergy. El contorno plisado se ha convertido en la "corona" que se encuentra en el volumen del nuevo auditorio. El nuevo volumen se eleva en una postura casi barroca, en confrontación con lo que ya está ahí: el edificio actual conserva su identidad, el atrio lo une a lo nuevo, se genera un "cara a cara" entre dos visiones que se mezclan, se oponen y se unen en una declaración audaz y caótica. La nueva extensión cuenta con un auditorio "flexible" de 400 asientos: el volumen, que incluye espacios escénicos y técnicos, es ciego, y cubierto de escamas doradas que aportan luz a un entorno urbano bastante incoloro.
La elección de los materiales se basa en un cierto número de consideraciones que incluyen cuestiones de mantenimiento, longevidad, medio ambiente, eficiencia energética, pero también imagen y estilo. El cobre ofrece una respuesta a todas estas preguntas. Un espacio de actuación es también una fuerte presencia en el corazón de un pueblo: es un espacio lúdico, diseñado para la cultura y el ocio que, como una linterna mágica, tiene que brillar y atraer todas las miradas hacia él. Así, la envoltura se compone de placas lisas en forma de diamante, a partir de una aleación de aluminio de cobre, entregándoles un tono dorado que se desvanece muy poco con el tiempo y que también contribuye a la iluminación de la sala-atrio.
Dentro del auditorio, el espacio se vuelve más técnico: un cubo al que se adjunta la iluminación y la caja de resonancia, las zonas de almacenamiento y vestuarios, y que además está equipado con asientos retráctiles en los 4 lados, por lo que cualquier disposición de los asientos es posible. El público entra a través de un puente peatonal en el primer nivel. Estas características técnicas se complementan con detalles que crean un ambiente acogedor y barroco: los paneles acústicos de madera están tallados con motivos inspirados en el huerto detrás del teatro y las balaustradas de hierro forjado se remontan a los cines de antaño.